VIAJE SIN RETORNO
(En recuerdo a los 192
muertos del 11M)
Son
las ocho menos veinte
suena
el despertador
y un
estruendo terrible
se
ha escuchado en la estación.
Llegan
ruidos de sirenas,
llanto
y desesperación
y la
palabra atentado
nos
oprime el corazón.
Comienza
el baile de cifras
gente
muerta en el andén,
dicen
que pasan de treinta
puede
que incluso sean cien.
Padres
desesperados
golpean
con rabia y dolor
mostradores
de hospitales
tras
la triste negación:
Sus
hijos no han ingresado,
puede
que no estén heridos,
tal
vez con la confusión
anden
un poco aturdidos.
Pero
las horas avanzan.
Se
impone la realidad.
Los
muertos son numerosos
y
hay que identificar.
Tristeza,
pena, impotencia
nos golpean
el corazón
al
ver tantas ilusiones
rotas
en la estación.
Sueños
inalcanzables,
grandes
promesas truncadas
por
las mentes asesinas
de
unas gentes desalmadas.
Muertos
para la historia,
fecha
para recordar,
Y
entre tanto a las familias…
¿Qué
las puede consolar?
Un
expediente brillante,
su
gran generosidad,
sus
buenas dotes de ingenio
o
sus ganas de cantar.
Ecos
de ángeles suenan
desde
otra dimensión
dándoles
la bienvenida
al
llegar a su estación.
Mª Teresa Guerra Valle
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